Creemos en las Sagradas Escrituras como plena e infalible Palabra de Dios, revelada al hombre con inspiración del Espíritu Santo y, consecuentemente, única segura norma de Fe, doctrina y conducta. (2 Pedro. 1:21; 2 Timoteo. 3:16-17).
Creemos que la sagradas escrituras hablan por si mismas y, en ningún modo, aceptan interpretaciones de carácter privado, aun cuando guían la revelación individual del Espíritu Santo.
Creemos en un solo Dios viviente, eterno y verdadero, manifestado en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo las tres una indisoluble e inescrutable unidad en esencia, poder y eternidad, y como la Deidad adorable. (2 Corintios. 3:14; Mateo. 3:16-17).
Creemos que el Padre es el creador de todo lo visible e invisible, y autor del incansable y misericordioso plan de salvación desde antes de la fundación del mundo.
Creemos en la Deidad del Señor Jesucristo y que el cómo Hijo es eternamente engendrado del Padre, y único mediador entre Dios y los hombres; encarno por obra y gracia del Espíritu Santo.
Creemos en el nacimiento virginal del Señor Jesucristo de la Bienaventurada Virgen María; su muerte redentora, su resurrección corporal, su ascensión a la diestra del Dios Padre y que en él conviven dos naturalezas: Divina y Humana, en una sola persona.
Creemos que el Espíritu Santo procede eternamente del padre y del Hijo; es revelador del conocimiento de Dios al hombre por las sagradas escrituras; Santificador, Persuadidor, Consolador, Dador de Poder y Representante único de Cristo sobre la tierra.
Creemos en los ángeles como mensajeros y ministradores de Dios, en el mundo espiritual formado por el cielo y el infierno; en la existencia de ángeles buenos y malos, y en la de Satanás como jefe de los malos.
Creemos que el ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, es una trinidad de espíritu, alma y cuerpo; y posee en forma innata, la ley divina en su corazón.
Creemos en la creación Divina del universo y del hombre, en su santidad y justicia original y en su caída por la desobediencia de Adán y Eva, y en la herencia del pecado original en todo hombre, por lo que vive en un estado de muerte espiritual hasta que sea redimido, por medio de la fe en la gracia de Dios y en la sangre del Señor Jesucristo; (Romanos. 3:23-25; Efe. 2:1-2).
Creemos que es imposible para el hombre alcanzar la salvación a través de obras meritorias y religiosas, que todo pecado cometido voluntariamente es mortal y que solo puede llegar a Dios, por medio de su fe en la gracia de Dios, en la obra perfecta y completa de nuestro Señor Jesucristo; (Efe. 2:8-9; Romanos. 5:1-2).
Creemos en la justificación por la fe, es decir, en que el perdón de la culpa es otorgado de manera exclusiva por la gracia de Dios a todos aquellos que creen de corazón en Jesucristo y lo confiesan voluntariamente con boca.
Creemos en la muerte redentora de Jesucristo en la cruz del Calvario, en la expiación por su sangre y en la justificación por su mérito sacrificial.
Creemos que Jesucristo murió en la cruz, fue sepultado y resucito al tercer día dentro de los muertos, ascendió al cielo y esta sentado a la derecha del Padre.
Creemos en el nuevo nacimiento, no de la carne, sino del espíritu, al ser regenerados por el Espíritu Santo de Dios; y que, como fruto de esa regeneración hacemos buenas obras, no para ser salvos sino porque ya lo somos.
Creemos en la santificación por la Obra de Jesucristo, del Espíritu Santo y de la Biblia.
Creemos en el Bautismo en el Espíritu Santo, como la Promesa del Padre y como una experiencia posterior, separada de la salvación con la señal física inicial de hablar en otras lenguas, profetizar y adorar, para manifestar los dones del Espíritu Santo y hacer las obras de Dios en la tierra.
Creemos en la Sanidad Divina por la obra redentora de Jesucristo, que se recibe por fe y por la imposición de manos; (Isaías. 53:4-5; 1 Pedro. 2:24-25; Santiago. 5:14-15)
Creemos en los medios de gracia provistos amorosamente por Dios para el conocimiento y la propagación del Evangelio; la predicación de la Palabra, en el Bautismo en agua por inmersión y la Cena del Señor como sacramentos y ordenanzas de Dios, y la oración.
Creemos que el bautismo debe ser por inmersión de todo el cuerpo en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y que es el producto de la manifestación pública de la fe interior.
Creemos en la Iglesia como el cuerpo místico de Cristo y su Misión evangelizadora, en los creyentes como sacerdotes delante de Dios.
Creemos que la Iglesia esta compuesta por todos aquellos que invocan el nombre del Señor Jesucristo y viven una vida separada del pecado. La Iglesia es un organismo espiritual instituido por el mismo Jesús, y como tal, es su representante en la tierra. Sus miembros tienen la sagrada responsabilidad de trabajar, contribuir y orar para su continuo crecimiento. (Efesios. 1:22,23; Hechos. 2:41,42; Mateo. 16:18,19; Mateo. 18:15-20).
Creemos en la adoración a Dios en espíritu y en verdad, nacida directamente del corazón y no supeditada a personas, lugares, formalismos, ritos, o cosas materiales.
Creemos que la voluntad de Dios es la santificación del creyente, como un producto de la vida de Jesús en él, la autoridad de la Palabra y el poder del Espíritu Santo; (Gálatas. 2:20; Juan. 17:17; 1 Corintios. 6:11; 1 Tesalonicenses. 5:23,24).
Creemos en la Segunda venida de Jesucristo en dos etapas: una invisible para arrebatar a la iglesia antes de la gran tribulación; y otra visible para establecer su reinado milenial sobre la tierra, al final de la gran tribulación.
Creemos en la Iglesia, una, Santa, Universal y Apostólica; que es invisible y está formada por las almas de aquellos que tienen escritos sus nombres en el Libro de la Vida; y que se hace visible en el mundo por amor mediante la propagación del Evangelio.
Creemos que la misión de la Iglesia es la evangelización local, nacional e internacional, de acuerdo al mandamiento del Señor Jesucristo; (Mateo. 28:19-20; Hechos. 1:8).
Creemos que, en procura de la preservación y propagación del Evangelio, Dios ha dotado a su iglesia de cinco ministerios: Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros que son básicos y fundamentales para el buen funcionamiento y crecimiento de la Iglesia del Señor Jesucristo; (Efesios. 2:20; 1 Corintios.12:28).
Creemos en las siguientes prácticas basadas en la autoridad de las Sagradas Escrituras
Presentación de niños al Señor (no bautismo de infantes) como un acto de fe del pacto de los padres, y como una identificación pública del niño con la iglesia. (Mateo 19:13-14, 1 Corintios.7:14)
Creemos que el diezmo no es una norma Bíblica de obligatoria observancia para el creyente, damos por amor y apartamos según hayamos prosperado. 1 Corintios 16:2.
El Pacto Matrimonial- Creemos en la santidad del Matrimonio monógamo instituido por Dios para la preservación de la raza humana. En cuanto al divorcio creemos que es tolerado por Dios desde el Antiguo Testamento, pero no autorizado. Nos suscribimos a la enseñanza de Jesús que la única razón legal para el divorcio en el creyente es el adulterio irremediable o el abandono definitivo del cónyuge inconverso. (Hebreos. 13:4, Efesios. 5:25-33, 1 Corintios. 7:1-5)
Creemos en la resurrección de los muertos: los justos para vida eterna en el cielo, y los pecadores para muerte eterna en el infierno
Creemos en el infierno como castigo eterno para los impíos, Satanás y los ángeles caídos.
